¡CELESTE SUFRIMIENTO! (1ª entrega)
¿Cómo se analiza el sufrimiento?
¿Cómo se analiza el drama?
¿Cómo se analiza la euforia?
¿Cómo se analiza el ser "charrúa"?
¿Existe alguna explicación fisiológica para el esfuerzo de 120 minutos de Pérez?
¿Existe alguna lógica para el penalti tirado por Abreu?
¿Existe algún calificativo para la estirpe del capitán Forlán?
¿Existe consuelo para el fantástico Gyan?
Lo que si existe es la madurez en la vida, y también en los Entrenadores. El Maestro Tabárez es el claro ejemplo de cómo se deben capitalizar las experiencias del pasado. El Mundial de 1990, es ya una anécdota.
El Mundial 2010 es la confirmación de lo trascendental que resulta la conjunción de un grupo humano, con metas comunes, con "hambre" de gloria, con compromiso con el pueblo. Valores inculcados por el Entrenador y llevados al campo de juego.
Uruguay con el clásico 1-4-4-2 intentó bloquear el circuito de Asamoah, Gyan ,Boateng, con Muntari arrancando por banda hacia el centro, y todos apoyados por Annan. Primeros minutos de control del balón y de los tiempos por Uruguay, jugando con intensidad infrecuente en las tradicionales selecciones celestes. Laterales proyectados al ataque, Forlán de enganche y Suárez buscando romper entre los centrales y laterales. El resto del equipo, presionando en el tercio medio del campo, aunque desajustados los movimientos defensivos de la línea media para que Gyan por detrás de Arévalo y Pérez desmarcará en apoyos a la segunda línea (Boateng, Muntari, Asamoah). Con Forlán alternando los corners en largos y cortos, las estrategias no lograron el objetivo: el gol. La salida por lesión de Lugano condicionó el trabajo de coberturas de Scotti y Victorino a los medio centros, y de a poco, Ghana comenzó a faltarle el respeto al histórico color de la camiseta rival.
Los africanos insistían por el lado del regular Fucile (amonestado ya), y hasta se animaron a practicar estrategias en saques de esquina. Rajevac preparó el partido. El gol africano en los descuentos, presagiaba una segunda parte físicamente y anímicamente más favorable a los "locales".
La entrada de Lodeiro ayudando a evitar las subidas por banda de Pantsil, y en ataque "mediapunteando" por detrás de Forlán y Suárez refrescaron el juego de ataque, con intentos de últimos pases y movilidad en aumento, liberando a Forlán del desgaste que implicaba el conectar las líneas.
Empate a uno (Forlán + Kingson) y posteriores situaciones de desconcentración y errores en coberturas, apoyos y repliegues desordenados, con amagues de "ruptura" del partido ante situaciones riesgosas en ambas porterías, condicionados por el cansancio físico y la fatiga mental. Era momento de esperar el momento oportuno para intentar sin arriesgar.
La prórroga mostró el respeto y la alternancia en el control de las acciones, con combinaciones abortadas por fallos técnicos y faltas tácticas.
Los últimos 60" llevaron de la posible felicidad a la frustración, de la posible "catástrofe" (así hubiera sido para los 3 millones de uruguayos) a la divina providencia. Suárez y su mano apuestan a Muslera, y al final el larguero se enfurece con Gyan. Ahora, penales.
Y si de sufrir se habla, de disfrutar se llora. "Locura" de Abreu y honor a Ghana. ¡Viva el fútbol!
Uruguay entre los mejores 4 del mundo del fútbol. Dice la canción: "Celeste, gloriosa malla que para dicha uruguaya el destino te eligió............". Así sea.
En 1974, nuestro siempre recordado Rinus Michels guió a Holanda a la final del Mundial con un fútbol no-posicional, definiendo la presión como un fundamento táctico ofensivo, y no defensivo. Todo ésto bajo la égida de Johan Cruyff. Holanda ganó el juego, acabando con una generación de jugadores y Entrenadores uruguayos que poco les quedaba por ganar. Hace 36 años. Otros nombres, otra generación, otras realidades, pero los mismos colores.
Hoy ya no tenemos ni a Roberto Porta ni al gran Rinus. Al Maestro y a Van Maarvijk la historia los espera, pero el lugar en la final es para uno solo.............................
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