Historias
" Muchos de los jugadores sevillanos eran supersticiosos y atribuían gran importancia a los detalles más absurdos. Por ejemplo: si veían un coche fúnebre era señal que perderíamos el partido.
Para contrarrestar sus temores, yo me inventaba a mi vez supersticiones y me anticipaba a ellos. Así, cuando íbamos en el autocar y nos cruzábamos con un coche fúnebre, yo decía:
-¡Magnífico muchachos! ¡En Francia dicen que esto trae buena suerte! ¡Ganaremos, ya veréis!
Otra vez me inventaba supersticiones con el solo objeto de reforzar la moral de victoria. Si entrábamos en el vestuario y había un cristal roto, por ejemplo, gritaba de manera que todos me oyeran:
-¡Un cristal roto! ¡Señal que marcamos más de tres goles!"
Helenio Herrera
-Canchas y Supersticiones-
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