La figurita

Desde siempre, nos ha interesado desmenuzar charlas de bar que habitualmente se producen entre amigos. Por supuesto que dentro del fútbol los temas son innumerables.

Con el sentido crítico que debería caracterizar a todo profesional, buscamos virtudes y defectos comunes a nuestro gremio de los Entrenadores.

Difícilmente podamos extraer conclusiones unicas sobre las ventajas y las desventajas de cambiar de posición a un jugador talentoso en el desarrollo de un partido.

Como entrenadores muchas veces lo hemos hecho, y lo vemos repetidamente en cada partido al que asistimos.

Observamos que el virtuoso, el que rompe esquemas y bloques, el que abre los cerrojos defensivos rivales, es “paseado” por todos los puestos de ataque; aprovechando su perfil, buscando el lado débil del rival, adicionándole tareas defensivas, y otros.

Hasta que el jugador se cansa de ello, comienza a regañar a sus compañeros pues no le llega el balón o le llega en malas condiciones, intuye que el Entrenador lo quitará pues no está rindiendo, se enfada consigo mismo. Y lo peor de todo para él…… al final es sustituido, ya que en su posición natural, en la cual mejor rinde individualmente y para el equipo, no trasciende.

No siempre ocurre esto: una variante a tiempo al cambiar de posición a un jugador, puede aumentar la probabilidad de éxito. De cualquier manera, en la gran mayoría de nuestras observaciones, no lo notamos. Generalmente desaprovechamos el potencial del jugador.

El fútbol no es una ciencia, aunque “se aprovecha” de muchas; no existen verdades absolutas (salvo el GOL). El talento de un jugador siempre resalta cuando va de la mano con el talento del Entrenador en sacarle el máximo rendimiento. También esta complicidad es un trabajo de equipo……………